¿En qué momento se pierde el encanto? ¿Cuál es el instante exacto en el que el alma comienza a sentirse herida? La magia se apagó; ya no existen estrellas ni mariposas en el viento. Hace frío, pero de esos fríos que congelan el corazón y empañan los ojos de lágrimas.
La valla que protegía el alma ahora es quien no la deja escapar, hay un círculo vicioso del que le es imposible salirse, y gira, y gira, aún sabiendo que cada vuelta significa sufrir un poco más.
Antes creía que aguantar era una capacidad mágica, que hacía sonreír y pasar los malos ratos con la cara amable. Aguantar era casi parecido a no me importa, similar a esa sonrisa burlona que pone el adolescente ante el regaño del padre, semejante a la prostituta que se acomoda la ropa luego de unos minutos de servicio.
Aguantar es una bandera que tomamos un día, y que de tanto agitarla nos genera llagas en las manos, cansancio en el alma y dolor en el corazón. Y ya la situación cambia. Esa palabra tan complaciente para los otros ahora significa renunciamiento a lo propio, ceder derechos y satisfacciones, dejar de ser uno mismo para convertirse en el patiño de alguien más. Y contrario a lo que se cree, no nos convertimos en un ser semejante, sino en un juguete que aguanta todo, que dice siempre sí, que está disponible día y noche tal como lo está un OXXO o las farmacias Guadalajara, que es capaz de cambiar su vida entera por los caprichos del otro.
Pero la vida se trata de amar, disfrutar, luchar por los sueños y la vida, y no por las metas y expectativas de cualquiera. Aguantar ya no es mi lema. No estoy dispuesta a ceder mi vida por tal de satisfacer las expectativas de otro. Y además, si mis padres que pueden hacer de mí lo que les plazca con la mano en la cintura me dan completa libertad, ¿porqué motivo dejaría que alguien ajeno totalmente a mi vida quiera hacer conmigo lo que le venga en gana? Espero pronto ponerme los pantalones —que al parecer estuvieron guardados mucho tiempo—, enfrentar mi situación y ver por mis intereses. No soy tan poca cosa como para que alguien llegue a mi vida y la haga a su antojo.
La valla que protegía el alma ahora es quien no la deja escapar, hay un círculo vicioso del que le es imposible salirse, y gira, y gira, aún sabiendo que cada vuelta significa sufrir un poco más.
Antes creía que aguantar era una capacidad mágica, que hacía sonreír y pasar los malos ratos con la cara amable. Aguantar era casi parecido a no me importa, similar a esa sonrisa burlona que pone el adolescente ante el regaño del padre, semejante a la prostituta que se acomoda la ropa luego de unos minutos de servicio.
Aguantar es una bandera que tomamos un día, y que de tanto agitarla nos genera llagas en las manos, cansancio en el alma y dolor en el corazón. Y ya la situación cambia. Esa palabra tan complaciente para los otros ahora significa renunciamiento a lo propio, ceder derechos y satisfacciones, dejar de ser uno mismo para convertirse en el patiño de alguien más. Y contrario a lo que se cree, no nos convertimos en un ser semejante, sino en un juguete que aguanta todo, que dice siempre sí, que está disponible día y noche tal como lo está un OXXO o las farmacias Guadalajara, que es capaz de cambiar su vida entera por los caprichos del otro.
Pero la vida se trata de amar, disfrutar, luchar por los sueños y la vida, y no por las metas y expectativas de cualquiera. Aguantar ya no es mi lema. No estoy dispuesta a ceder mi vida por tal de satisfacer las expectativas de otro. Y además, si mis padres que pueden hacer de mí lo que les plazca con la mano en la cintura me dan completa libertad, ¿porqué motivo dejaría que alguien ajeno totalmente a mi vida quiera hacer conmigo lo que le venga en gana? Espero pronto ponerme los pantalones —que al parecer estuvieron guardados mucho tiempo—, enfrentar mi situación y ver por mis intereses. No soy tan poca cosa como para que alguien llegue a mi vida y la haga a su antojo.
6 dicen...:
¡Dalia María Alejandra!
Sólo puedo decirte que cuentas conmigo para todo... Aquí estoy pa' apoyarte o pa' que te desahogues...
Te quiero mucho mucho mucho y sábanas, que aquí estamos al pie del cañón...
Jejejejeje
Chiste chiste: ¿Cuántos carros chocó Pancho Pantera?
Choco milk!
Jajajajajajajaja
Saluditos!!
*aleida!*
Oooorale Dalia tdo lo que cuentas me parece una situación muy similar a la que yo siento y a la que me imagino, varios de la gente cercana a mi se esta enfrentando.
Si la vida de por si es difícil, todavía hay gente a la que le gusta complicarla más, y lo peor es que como hay muchos que lo toleran, pues se puede pensar que todos somos iguales, pero no.
Te kiero y pos no nos queda más que echarle ganas y no dejarnos como dices tu.
Viva la independencia y la libertad!!! jejejeje....
Hoy no tengo chistes:( Pero Aleida ya contó el del día...
Nos vemos en un parpadeo... saludos..
P.D. Gracias x la noche de anoche.., jejeje me la pase muy bien... como dice Ana comida rika y kompañía rika son la pura sabrosura!!! jejejeje
*Diana
asi es la vida, momentos malos momentos buenos
uno a lo largo de esto va
experimentando todo tipo
de sentimientos, es por eso
k kisas la vida sea buena porque
tiene de todos los sabores
por eso uno la disfruta mas.
despues de pasar cosas amargas
y coxas dulces diferentes , es parq que no se aburra el alma aHha, so kisas stoe lolo pero
asi lo veo io jem
Ahora que he vuelto a casa, añoro mi libertad... Sólo espero el momento para emprender el vuelo definitivo, en fin, a veces somos víctimas de la situación, de las personas... Pero siempre llega el espacio para cambiar...
Te aprecio, me dio gusto saludarte y felicidades por los Pericos.
Lety
ah se me olvidaba si kieres visitarme
aia de vez n cuando no ai pex
solo te aviso k cambie de metro
ahora es nuevo es el 0_aRa_0
xD
saludos Dalia xD
Publicar un comentario