RSS Feed

23 de octubre de 2010

Historias urbanas

El transporte público puede resultar muchas veces incómodo, lento y sobre todo peligroso. Pero también ahí se dan las más interesantes historias y podemos observar maravillosas transformaciones de los seres humanos.

Son casi las 9 de la noche. El camión lleva los asientos ocupados, cada pasajero va metido en su mundo, rumbo a casa, la mayoría cansados, somnolientos. En un asiento de la parte trasera un joven habla por teléfono celular, sus palabras se sienten ajenas a ese espacio caluroso, y con cada expresión se aleja un poco más, sintiéndose a sí mismo separado del conjunto de personas sencillas que le acompañan.
Se sube un grupo pequeño de jóvenes con instrumentos musicales, todos saben lo que harán y se hacen los desinteresados, excepto el chico del teléfono. Para no desencajar en la imagen que ha mostrado, cambia el tema y comienza a quejarse de la situación que se aproxima, se refiere despectivamente a los jóvenes recién llegados y habla con su interlocutor del problema que causarán en la llamada, "el ruido" que harán no lo dejarán escucharle.
Los jóvenes se acomodan en la parte trasera del autobús, y ante ese ambiente indiferente, comienzan su espectáculo. Desde el primer momento, el ritmo de salsa contagió a todos. Las voces y el sonido de los pocos instrumentos, algunos improvisados, cambió ese desinterés en algo festivo, quitó la modorra de los somnolientos y alegró a quienes estaban cansados y ansiaban llegar a casa.
No sé que pensaron esos chicos cuando aquel que se portó hostil a su llegada tomó su teléfono celular y lo acercó a ellos para que su interlocutor escuchara la alegría en su música. Pero me gustaría más saber cómo fue la metamorfosis de ese ser que, luego de sentirse diferente, se unió al resto y encontró lo positivo en eso que le pareció despreciable desde que ocupó un lugar en ese autobús.

En los camiones urbanos pasan muchas cosas, esta fue una de tantas.


Continuará........