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30 de junio de 2008

fracasos...




“No te cases nunca”, me dijo ese día mientras esperábamos a su esposa. Su vida era casi perfecta: gozaba de un buen empleo, estaba disfrutando de una juventud plena, tenía una hija, visitaba a la familia cada año, y me salió con eso. El jovencito alto y delgado de las fotografías era ahora un hombre robusto debido al cambio de vida y a su aparente estabilidad, y esas palabras me hicieron reflexionar, aunque no me avisaron de lo que estaba por venir.
La vida transcurrió sin contratiempos, de pronto mandaba a la niña con sus abuelos y a veces él acudía solo a ver a mis papás, sin dar mayores explicaciones y sin motivos aparentes. Mi hermano era feliz, o al menos así lo parecía. Siempre hablaba de cosas extrañas, de la vida o la muerte, de sus raras teorías, pero era el mismo. Siempre el mismo. El hombre menor de los hermanos, el que se salió de casa y se fue a otra ciudad en la adolescencia, quien se casó cuando estaba realmente convencido, el que tenía un buen trabajo y era un proveedor responsable.
Este fin de semana lo fuimos a visitar. Una llamada días antes nos animó a recorrer poco menos de mil kilómetros (de ida y vuelta) para poder verle y saber su condición. Invitamos a mamá y le encontramos en un punto intermedio, casi a mitad del camino.
Los tiempos prósperos terminaron, ya han pasado diez años de aquella frase que dijo así como así. La empresa con la que trabajó por años hizo reajuste de personal, lo despidieron y apenas comenzó a trabajar de nuevo. Los trámites de divorcio avanzan y casi terminan, mientras ve a su hija los fines de semana. Perdió 20 kilogramos de peso, la ropa se le ve holgada y todo a su alrededor es totalmente diferente. Ahora tiene otra familia: dos niñas y un varón de la mujer con la que vive, y una bebé recién nacida, el pretexto perfecto para verle de nuevo.
Me sentía extraña cuando íbamos en camino, las visitas de cortesía generalmente se dan en épocas de prosperidad y no en los malos tiempos, para eso existe el teléfono, los correos electrónicos o un mensaje que diga “hola, que onda, cómo andas”. Pero eso no basta, ni para nosotras y mucho menos para mamá.
Me impresionó lo que encontré, es triste ver cómo una vida próspera puede irse a la basura y que la víctima sea de nuestra misma sangre. No se sabe qué sentir, tristeza, impotencia, coraje, pero no pude dejar de comparar mi mundo perfecto con su realidad.
A pesar de todo vi alegría en sus ojos, aún tiene ganas de seguir y sospecho que pronto las cosas irán mejor. Alguien me dijo un día que el divorcio era el fracaso amoroso más grande que existe para un ser humano, pero no lo creo, el fracaso amoroso más grande es cuando no hay nadie a tu lado para abrazarte y decirte que la vida continúa y que las pruebas pasan, los malos ratos terminan y el sol siempre termina por salir.
Mi vida perfecta me queda grande, suficientemente grande como para estar siempre ahí, aunque él diga que no me necesita.

27 de junio de 2008

viernes... viernes...


Viernes… el anuncio de Sabritas dice que es el último día de la semana, que hay que disfrutarlo, y sobre todo, comer papas hasta hartarse. Yo simplemente digo que los viernes la carga laboral de la semana se trae encima, los hombros pesan, el refrigerador está semivacío, el agua Bonafont apenas se nota al fondo del garrafón…
Esos son los viernes, los días donde hay poco de todo: pocas ganas, poca comida, poco tiempo. El viernes es algo así como el azúcar en el embudo casi al final del proceso, se escurre lenta pero inminentemente al fondo de los recuerdos, donde están las experiencias luchando una contra otra por figurar en el pasado reciente. También es similar a la última gota que escurre en el vaso que llevamos una y otra vez a la boca, viene, viene, se aproxima, y al final es más lo que deja en el camino que lo que llega a nuestros labios.
Algunos, como
Iconoclasta, aman los viernes. Me encantaría compartir el sentimiento, pero desde hace un tiempo me divorcié de ese placer que la gran mayoría siente. Quizá fue la abstinencia alcohólica casi obligada, la pérdida de amistades que se creían ciertas, o la distancia entre mi corazón y otros que se entendían. Tal vez sólo crecí demasiado rápido y me siento más responsable que antes o quizá ya estoy en mi crisis cercana a los 30’s (uy, los treintas!!). Lo cierto es que los viernes como que no hay mucho qué hacer. Sólo esperar al sábado para dejarse de preocupaciones. Y que llegue el domingo para darle paso al lunes y torear al jefe que últimamente se ha puesto difícil…
Tal vez la solución a todo es ponerle más empeño a mi vida paralela y dejarme de tantas presiones laborales. Pero los viernes se siguen respirando lento, con calor, con cansancio en los párpados, con más sueño que hambre… con la semana encima…



Ps. Tengo una letra horrible pero ninguna imagen me convenció, pero bueno, les doy chance por si quieren perder el tiempo haciendo un estudio grafológico… igual y terminan conociéndome más que yo jeje…

Feliz fin!!!

24 de junio de 2008

refrán

Esta frase me dio risa, pero después me hizo reflexionar... todos hemos sido marineros alguna vez jajaja....



“Cuando al marinero le dan de beber, o está jodido o lo van a joder”



Antiguo Refranero del Mar, cortesía de Semanario (periódico Vanguardia)

17 de junio de 2008

con el viento...


-Mira, tía, vamos a hacer burbujas- me dijo Iván, mostrándome el botecito burbujero mientras disfrutábamos del pastel luego de la comida familiar por el día del padre.
-Hey, si, préstamelo, yo te lo abro- y tomé el botecito, lo abrí y se lo regresé, - ¡Sóplale!-, le dije.


La burbuja cayó en la comida mientras los demás volteaban a verme con cara de “tienes la culpa”. Yo sólo me reí y poco faltó para que todos comenzaran a gritarnos como en el programa de la señorita Laura “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!”, así que amablemente nos indicaron que saliéramos a la calle a desparramar burbujas por el mundo.

Salimos al exterior. Ayudé a Iván a que subiera a la parte superior de la camioneta y nos dispusimos a mandar burbujas mano a mano con el viento, bajo la sombra de un árbol. Y viéndolo a él, todo pequeño, emocionado por unas burbujas de no se qué, me di cuenta de lo frágil y sencilla que es la vida. Ambos estábamos felices con lo que teníamos: él con su jueguito y yo con sus risas y exclamaciones de asombro.

Y los seres humanos somos así, como las burbujas, tan pronto salimos al exterior cualquier ola de viento hace que seamos felices y las risas broten sin problema; pero también podemos desviar el camino de pronto, chocar ante las adversidades y jamás regresar. La diferencia entre ellas y nosotros es que casi siempre podemos volver. Cada día se nos da una oportunidad para creer, amar, sentir de nuevo. Quizá las experiencias nos rompan, o deshagan ese brillo que los otros admiraban, tal vez dejemos de reflejar un mundo maravilloso y no miremos al otro con agrado, pero jamás hay que darlo todo por perdido. Siempre, bajo cualquier circunstancia, podemos encontrar ese camino que nos regresa a la felicidad perdida; y cada vez nuestro regreso tendrá más mérito y las felicidades serán más satisfactorias.

Somos burbujas que se reinventan, hoy podemos ser grandes, vistosas y tornasoladas; mañana tal vez amanezcamos pequeñas y pasando desapercibidas; pero qué más da, siempre empatamos con otras que harán nuestra realidad más agradable, las tardes más doradas y amaneceres únicos…


-Listo, vámonos- le digo a Iván mientras lo tomo de su escasa cintura para ayudarle a bajar.

Tan pronto está en el suelo, corre hacia adentro de la casa, se olvida de mí y se aleja riendo, al ritmo de otros vientos, contagiándose de distintas alegrías y empatando con nuevas burbujas… la vida se compone de felicidades fragmentadas, y al parecer él lo sabe muy bien…

12 de junio de 2008

Felíz día, papá...


Él es así, nada más… sin pretensiones, sin destacar. Interesante como un acertijo, pero inmutable como un muro. Su mirada es directa y examinadora, sobre todo cuando sabe que tiene la razón; cuando no, sólo abandona la plática con media sonrisa en el rostro. Jamás grita, pero puede ser tan sarcástico como le pegue en gana y matar toda aspiración a triunfo en la disputa verbal. Le gusta hablar de política, sentir el agua caliente en la ducha, ver las telenovelas, tocar la guitarra y caminar con pantuflas cómodas. Le da igual recibir un abrazo o un regalo caro, todo lo toma con esa alegría sobria que muchos tachan de frialdad. Ese es papá, quien nos cantaba Las Mañanitas cuando cumplíamos años, el que cocina cuando mamá se enferma, quien se desvela para verme llegar a media noche, el que me habla del clima y las travesuras de sus nietos a través del teléfono, el que eligió por mí hace 28 años…
De él escuche algunas frases que recuerdo y me sacan de dudas extrañas que atacan de pronto…

“Nunca tengas miedo, el miedo casi siempre evita que hagas cosas que te harán feliz”
“No te alegres por un 10, alégrate cuando tengas un 11 en una calificación de 10, eso sí es un logro”
“No te quejes porque hoy te duele esto o aquello, te duele porque estás viva; preocúpate cuando no te duela nada”
“Ya veremos, ya veremos (ante una propuesta). Te digo sí cuando sea el día, y todavía así uno nunca sabe”
“Puedes hacer lo que te dé la gana, pero tú sabes que nosotros no siempre vamos a poder apoyarte”
“Si el apuro es llegar, no llegando cuál apuro”

Hace poco hablé por teléfono a casa y le pregunté qué quería hacer el día de padre, y su respuesta fue “con que ustedes vengan basta y sobra” (mi hermana y yo)… y a pesar de las prisas y nuestros compromisos cotidianos, viajaremos el fin de semana sólo para recordarle que con nada del mundo pagaremos esta vida que nos obsequió.
Tiene mil defectos, muchas de sus ideas no las comparto, pero soy parte de él y sé que siempre, bajo cualquier circunstancia, estará al lado mío para decirme de nuevo “no tengas miedo, el miedo casi siempre evita que hagas cosas que te harán feliz”.

9 de junio de 2008

a veces es cierto: todo tiempo pasado fue mejor...


A: Traigo un video bien chido, profe. ¿Lo quiere ver?
B: Es pornografía seguramente.
A: No, profe… cómo cree.
B: ¿Entonces?
A: Espéreme, déjeme lo encuentro (busca en su celular).
C: ¿Es el de los batos que se pelean?
A: No, wey… es el del emo.
C: ¿Dónde le dan a la mona con un block?
A: Es ese… mire, profe, aquí está.
B: (Asombrada) Se pasan… ¿porqué traen este mugrero?
A: Todos lo traen, ¿a poco no lo había visto?
B: Esto nada más lo veo por televisión… ¿y dónde fue? Está editado… le agregaron el audio…
A: Quien sabe, profe. A mí así me lo pasaron. Pero está chido, ¿no?
B: Cuál chido, está súper fuerte…
C: Yo por eso no soy emo, para que no me maten como a esa…
A: Claro, wey
(A y C ríen)

Eran casi las 9 de la mañana y la clase del sábado en la Facultad estaba a punto de comenzar, el único inconveniente era que sólo dos alumnos estaban presentes: A y C. La clase de Nota Informativa se presta para hablar de lo que sea, lo que sale y no en los periódicos, lo que aparece o deja de aparecer en la televisión, lo que se dice y se evita en la radio. Todo puede entrar a discusión y ser motivo de ejemplo para las actividades; y según mi apreciación a los alumnos les gustaba participar con un sin fin de temas. Ese día comenzamos a hablar de un tema que no recuerdo, pero originó que el alumno A buscara afanosamente en su celular el mencionado video. A cuadro aparecen jovencitos que golpean sin parar a una chica que ya está en el suelo, una chamarra o algo parecido le cubre las piernas, pero alguien de pronto se la quita y la chica aparece semidesnuda; de nuevo la cubren y la descubren otra vez. De improviso alguien toma un block de concreto y lo deja caer en su cabeza… la situación se repite. Todos se quedan quietos un segundo viendo a la chica muerta, pero la euforia vuelve y el video termina. No existe audio original (está de fondo una melodía como de rock suave), y todo, absolutamente todo, sale a cuadro.
Suelo dirigirme ante los alumnos como una mujer a la que nada le sorprende, que sabe de lo que habla y lo único que busca en la clase es que las cosas se hagan bien, pero no esperaba que el video fuera tan directo y cruel.
La clase empezó cuando el resto de los alumnos comenzó a llegar, se habló de política, obras viales y noticias amarillistas, pero el tema del video no se volvió a tocar. Ni ese día, ni el resto de las clases, para mi fortuna.
No quiero saber qué otras cosas están guardadas en los celulares de los chicos; y ya no digamos de los jóvenes universitarios (que de una u otra forma están conscientes de lo aceptado socialmente), sino de los pequeños que están creciendo con todos estos elementos que les transforman y hacen que su realidad sea muy diferente a la deseable. Quizá lo que está fallando es que dejamos de lado los elementos con los que muchos crecimos: la comida en casa, los permisos condicionados, la agenda de nuestros amigos que tenía mamá en la memoria. La comunicación en casa ya no existe, y aunque no se pueda controlar lo que llega a las manos de los chicos, una breve charla basta para darle la importancia debida a la información que los bombardea.
Ya terminaron las clases, A siguió peleando con las notas pero al menos escribe un poco mejor, y C terminó descubriendo que puede hacer grandes cosas con un puñado de datos. Me formé mucho con ellos y también con el resto del alfabeto, espero que el aprendizaje haya sido mutuo.

5 de junio de 2008

chica busca...

Bien, a petición de un firmante de este blog, el post ahora se trata de algo así como un anuncio clasificado medio chistosón. Según él es para opinar mejor porque el tema de los gays le pareció complicado, así que veremos si los comentarios son más ricos y sustanciosos (sobre todo el de él, aunque no sé si pueda haber opiniones). Sin embargo, dentro de lo que cabe, que en realidad jamás se sabe cuánto es exactamente, suena divertido. Y no habiendo algo más interesante qué hacer, comenzaré.

CHICA, licenciada en Comunicación, de 27 años, delgada; que no fuma y bebe alcohol sólo en muy raras ocasiones; que gusta de la literatura clásica, los zapatos altos y el arte en general; color de piel morena mediana (bueno, soy como las frutas: depende de la temporada jajaja); que tiene una gata muy traviesilla (pero vive en la lavandería, así que no hay por qué preocuparse); independiente económicamente; con muchos planes para el futuro donde una persona más no estorba; que le gusta cocinar, comer chocolate y pay de fresas con queso; que le encanta caminar bajo la lluvia, ver el futbol, escribir tonterías y ver las nubes; que tiene un trabajo “socialmente aceptable” (no soy política, narcotraficante o policía jaja); que le gustan los niños (los que son buena onda, no los caprichosos que lloran por todo); que le gusta verse bien, no a la moda, sino simplemente bien; que es muy religiosa pero comprende que los demás crean o no (cada quien sus dioses, ideas y convicciones); que acepta la felicidad del otro aunque no forme parte de ella; que es sincera y a veces puede ser cruel; que gusta de los buenos y malos chistes, una charla amena o una buena compañía; que le encanta comer nachos en el cine; que le gusta que el otro lleve su propia vida, tenga sus amigos, y salga a solas con ellos de vez en vez; que le agrada pasear los domingos; que tiene bases hippies según el Javo;

BUSCA

CHICO, de 25 a 32 años; soltero y sin ningún compromiso; HETEROSEXUAL (este punto es muy muy importante); que tenga un trabajo estable o al menos que le guste lo que hace (y que ese trabajo sea socialmente aceptado, no me salgan con que son políticos, narcotraficantes o policías); físicamente atractivo (sólo significa que esté agradable a la vista, no que sea un dios de la belleza); que tenga metas y sueños por cumplir; que aprecie el arte aunque no sepa absolutamente nada; que le guste el futbol (verlo o jugarlo, no importa); que se ría de los chistes propios y ajenos; que le guste llevar la fiesta en paz, comerse lo que le cocinan y decir “eso me hace daño” en lugar de “no me gusta”; que sea capaz de sorprender y no caer en la rutina; que le gusten los niños o al menos los aguante un rato (hay sobrinos de por medio); que le guste charlar aunque sea de tonterías (y si no son tonterías mucho mejor); que no tenga problema en dejar que su pareja tenga un tiempo para sí misma; que sea capaz de crecer y dejar al otro crecer como ser humano y profesionista, sobre todo esto último; que sea sincero y tenga la sagacidad de ver cuando algo ya no tiene un “continuará”; que se deje consentir y retribuya ese consentimiento.

Absténganse:
chicos extremadamente guapos, musculosos, ricos o inteligentes, me gustan los promedios más que los extremos (jajaja hasta creo que unos así van a leerme jajaja… perdón, a excepción de ustedes). Chicos dependientes, hijos de mami, e incapaces de hilar dos frases en una conversación. Hombres que no pueden vivir sin un grado de alcohol en la sangre o sin la cajetilla de cigarros a un lado, una cosa es el gusto y otra la dependencia. Los chicos libertinos que saltan de cama en cama sin buscar una relación, ya no digamos seria, sino de un mes al menos.


Nota: Cualquier punto, escrito u omitido, puede ser sujeto a consideración, excepto el tercero, donde aparece en mayúsculas HETEROSEXUAL jajaja.

Interesados: Dejen un comentario, ya sea que hayan tomado esto a juego o como una actividad seria jejeje.

Desinteresados: Reclámenle al Javo, él es el culpable de este post.

Indiferentes: Hacen bien en no tomar en cuenta estas tonterías, ya parece “punto de encuentro”… reclamen ustedes también.

Chicas: Cuando les propongan hacer un post así, piénsenle, porque es divertido pero resulta difícil encasillar los gustos y preferencias (el único punto claro e importante es el tercero, ya lo dije).

Y como ya fueron demasiadas tonterías, mejor dejo de escribir jejeje... ahhh ya se acerca el fin de semana, que lo disfruten!!!
ps. Javo, servido.

2 de junio de 2008

la chica nueva...


Me regalaron un gato… una gata para ser precisa. Pero es uno de esos animales que pertenecen al grupo de los felinos, no de las personas a las que algunos llaman así de manera despectiva.
Todo surgió por mi mala costumbre de expresar mis deseos, y un día dije “quiero un hijo”. Cuando se lo dije a mi hermana casi le da un ataque de risa al mismo tiempo que decía que estaba loca; cuando mi mamá lo escuchó de mis labios sólo mencionó que para eso necesitaba un marido y deseos de una familia, a lo que contesté “no siempre, apuesto a que sí se puede” ante su cara de sorpresa y enojo; cuando se lo dije a un amigo se sorprendió y me confesó que creía que la familia no era lo mío, ahí comprendí que debería practicar la profesión de comunicóloga en mi vida privada.
Pero uno de estos días mi hermana me confesó que tenía planeado llevarme una mascota. Al principio estaba contemplada una hermosa gata siamesa pero terminó por regalarme una gata pequeña con un pedigrí casi invisible. “Si eres capaz de atenderla y mantenerla viva, quiere decir que estás lista para una familia”, me dijo sin pensar en más.
He de confesar que fue un martirio tenerla llorando constantemente, o que el esfuerzo fue enorme para que aprendiera que el arenero era el lugar para defecar, pero me hace ser más responsable y su presencia es la compañía en mis tantas ausencias de todo.
Un día tuve que salir de la oficina a rescatarla de una tormenta porque se me hizo fácil dejarla en la lavandería de mi departamento (siempre la dejo ahí porque no me gusta que deje pelos dentro de la casa, pero esta vez amenazaba lluvia y no reparé en ello); en otra ocasión la mantuve sobre mis pies porque era imposible tenerla en mi regazo y ella “necesitaba” cierto contacto conmigo; hoy me la llevé a comprar el periódico con el miedo de que saltara de pronto y la atropellaran así como así… pero no, durmió mientras caminábamos y otras más escuchaba atenta mis tonterías. Ah, y no debo olvidar llamar al veterinario para ver lo de la irritación en uno de sus ojos.
No soy de gatos, ni perros, quizá un poco de tortugas y peces. Pero creo que el evitar una mascota que haga ruido, coma algo especial y necesite educación, era una de mis formas de evadir un compromiso serio en mi vida personal.
Estoy avanzando, y si esa gata pequeña y juguetona termina por reconciliarme con el compromiso seguramente habré dado un gran paso… lo del hijo luego lo veremos, por ahora tengo un gato que cuidar.

ps. Nos tomamos unas lindas fotos juntas, luego se las muestro... las fotos, claro.