Instintos al fin y al cabo

Atracción por los hombres más viriles en los días fértiles

Otros estudios anteriores han mostrado la influencia de las hormonas en los comportamientos de la mujer. Por ejemplo, en los días fértiles (fase de ovulación, fase tardía folicular), ellas sienten más atracción por hombres muy masculinos: los hombres con voz más grave y rasgos faciales más duros. (www.elmundo.es)

Se acercaba, nada atractivo a distancia, trató de distraer su mirada en otra cosa, en los coches, en las paredes sucias de las estructuras que limitan la calle. Pero grande fue su sorpresa al notar la espléndida belleza de ese ser masculino que cruzaba una mirada intensa con la de ella. Ese hombre que evitó mirar era uno de los más bellos que había visto en mucho tiempo. Ni hablar, desperdició la oportunidad de intercambiar sonrisas y se conformó con una mirada furtiva, muy parecida a la que se dan dos extraños en la fila del banco. Cuando por fin decidió volver la cabeza para apreciar la retaguardia del tipo misterioso y guapo, había desaparecido.

En la misma acera, a dos metros de distancia, un hombre bellísimo se aproxima. Llama la atención su presencia, perfectamente vestido, tez morena clara, cabello oscuro, con anteojos de intelectual. Es perfecto, cuerpo perfecto, boca perfecta... lástima, pasó sin siquiera verla... seguramente él se sabe irresistible... ni hablar.

Cruza la acera, se aproxima otro varón, nada parecido a los anteriores pero con una cara digna de concurso. Trae una mochila en la espalda, es bajito de estatura y su ropa holgada le hace parecer poco elegante. Espera verlo a los ojos pero él baja la mirada, no se atreve a verla ni siquiera un segundo.

Es extraño, tres hombres irresistibles en menos de diez minutos, generalmente no se encuentra tal cantidad de especímenes en poco tiempo. Pero bueno, si considera un poco su periodo menstrual seguramente encontrará la razón: está en ovulación.

Seguramente en tres días volverá a encontrarlos, y ni siquiera se dignará a mirarlos. Distraerá la mirada en otra cosa, en los coches o en las paredes sucias de las estructuras que limitan la calle.

Para una gran amiga

La vida está llena de coincidencias, algunas desagradables y otras inmejorables. Una sonrisa en la fila del banco puede significar el inicio de un noviazgo; el vecino a quien saludamos a diario puede ser quien salve nuestra casa de un siniestro; la amiga que dejamos de ver quizá sea la madre del amigo de nuestro pequeño hijo que va al colegio. Las personas somos así, construimos nuestro presente con casualidades del pasado.

Aún recuerdo cuando conocí a Aleida. Quien dijo que las personas que viajan juntas en el transporte público jamás se hacen amigas, miente. La escuela nos hizo conocernos y el transporte urbano nos hizo amigas. Quienes llegamos a una ciudad necesitamos una tabla de salvación para no sentirnos solos y ajenos, Aleida ha sido esa amiga incondicional, con quien hemos compartido (mi hermana y yo) muchas alegrías y unas cuantas penas.

Hoy dedico este espacio a esa amiga, a esa persona que como muchas otras, es una casualidad en mi vida. Es de esas hermanas que se eligen, de esas personas que llegan para no irse, de esos seres humanos que pareciera que siempre han estado.

Mil disculpas por mi lengua viperina que a veces aparece (bueno, casi siempre jejeje); y por los malos ratos que quizá te hice pasar.

Gracias por los buenos y malos ratos, por la compañía y los consejos, por esa comida en casa, por la amistad con los tuyos, porque contigo me siento en familia.

Un amor pequeñitooooo

Hoy amanecí romanticona. Ya dejé la frustración atrás, y luego de la gran noche de pericos y de bailar "Suavecito" (jajajaja) me acordé de algunas cosas que no olvidaré aunque me pase un camión por la cabeza y me conecten a un respirador (sinceramente tal vez en esas circunstancias sí las olvide, tampoco es para tanto)... y bueno, si habremos de suspirar al menos hay que hacerlo a gusto....

Poema del Amor Pequeño

Fue breve aquella noche. Fue breve, pero bella.

Poca cosa es el tiempo, que es también poca cosa,

porque nadie ha sabido lo que dura una estrella

aunque todos sepamos lo que dura una cosa.

Nuestro amor de una noche fue un gran amor pequeño

que rodó por la sombra como un dado sin suerte,

pero nadie ha sabido lo que dura un ensueño

aunque todos sepamos lo que dura la muerte.

Una noche es eterna para el que no la olvida,

y el tiempo nada importa para el sueño y la flor,

y, como nadie sabe lo que dura la vida,

nadie sabe tampoco lo que dura el amor.

José Angel Buesa

Desilusión

¿En qué momento se pierde el encanto? ¿Cuál es el instante exacto en el que el alma comienza a sentirse herida? La magia se apagó; ya no existen estrellas ni mariposas en el viento. Hace frío, pero de esos fríos que congelan el corazón y empañan los ojos de lágrimas.
La valla que protegía el alma ahora es quien no la deja escapar, hay un círculo vicioso del que le es imposible salirse, y gira, y gira, aún sabiendo que cada vuelta significa sufrir un poco más.
Antes creía que aguantar era una capacidad mágica, que hacía sonreír y pasar los malos ratos con la cara amable. Aguantar era casi parecido a no me importa, similar a esa sonrisa burlona que pone el adolescente ante el regaño del padre, semejante a la prostituta que se acomoda la ropa luego de unos minutos de servicio.
Aguantar es una bandera que tomamos un día, y que de tanto agitarla nos genera llagas en las manos, cansancio en el alma y dolor en el corazón. Y ya la situación cambia. Esa palabra tan complaciente para los otros ahora significa renunciamiento a lo propio, ceder derechos y satisfacciones, dejar de ser uno mismo para convertirse en el patiño de alguien más. Y contrario a lo que se cree, no nos convertimos en un ser semejante, sino en un juguete que aguanta todo, que dice siempre sí, que está disponible día y noche tal como lo está un OXXO o las farmacias Guadalajara, que es capaz de cambiar su vida entera por los caprichos del otro.
Pero la vida se trata de amar, disfrutar, luchar por los sueños y la vida, y no por las metas y expectativas de cualquiera. Aguantar ya no es mi lema. No estoy dispuesta a ceder mi vida por tal de satisfacer las expectativas de otro. Y además, si mis padres que pueden hacer de mí lo que les plazca con la mano en la cintura me dan completa libertad, ¿porqué motivo dejaría que alguien ajeno totalmente a mi vida quiera hacer conmigo lo que le venga en gana? Espero pronto ponerme los pantalones —que al parecer estuvieron guardados mucho tiempo—, enfrentar mi situación y ver por mis intereses. No soy tan poca cosa como para que alguien llegue a mi vida y la haga a su antojo.

Carta para Santa

Querido Santa:

Sé que tal vez el pedido lo hago de manera muy anticipada, pero de no ser así no tendrías tiempo para conseguirme los regalos que te pido. Además, creo que me porté lo suficientemente bien y merezco que esta Navidad mi pino se llene con mis obsequios.

No te asustes, la lista parece larga, pero si desde hoy comienzas a solicitar cada cosa con tus proveedores seguro no tendrás ningún problema.

Lo que pido es:

1.- Un clima agradable, así mi papá no tendrá complicaciones para salir al patio y quebrar la piñata.
2.- Sonrisas, muchas sonrisas, para poder repartir a todos y así olvidar las penas.
3.- Aromas inolvidables, de esos que “huelen a Navidad”, para guardarlos durante todo el año y recordar que fuimos felices.
4.- Abrazos fuertes, que no distingan amigos de enemigos, capaces de curar cualquier corazón roto.
5.- Salud para todos, de esa que se siente en el cuerpo y en el espíritu, nos hace desear el bien a los demás y disfrutar de los placeres sensoriales.
6.- Felicidad, para repartir y también para guardar.
7.- Buenos deseos, de los que no se dicen pero se sienten.
8.- Larga vida, para repetir momentos dichosos y volver a las personas que dejamos en el pasado.
9.- Y algo para mí: un hombre que me quiera muchísimo, guapo, inteligente, pero sobre todo muy hombre jajajaja…

¿Ya ves, Santa? Si hasta eso, nada de esto te costará, sólo es cuestión de que te pongas de acuerdo con Dios y listo, ni demoras vas a tener en la entrega.

Recibe un afectuoso saludo, y ya sabes, aquí estamos para lo que se ofrezca… bueno, no para todo, no quiero tener problemas con Merry Christmas.

Atte.

Dalia