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25 de diciembre de 2015

Para él...

Recuerdo tu crisis profesional de los casi 30. Te sentías insatisfecho, un adulto que no había logrado gran cosa. Me dijiste que tu trabajo en postproducción de video no te gustaba, pero que tal vez eso harías porque era un trabajo seguro; un día bromeaste diciendo que estudiarías medicina, y al otro día te interesaba estudiar una ingeniería. Cuando revisabas tus fotos de tu trabajo alterno y las comparabas con las de tus fotógrafos de bodas favoritos, decías que tu sueño era poder dedicarte de lleno a eso, vivir de las bodas, tal como lo hacían quienes admirabas.
Y un buen día te arriesgaste, dejaste atrás tu trabajo gris y sacaste a ese fotógrafo que llevabas atrapado desde no sé cuánto tiempo. Sorprendiste a todos y seguramente más de uno dudó que tu proyecto pudiera funcionar, dejar un trabajo aparentemente estable a la mayoría le daría miedo.
Trabajaste duro y le diste a tus fotografías un sello que te hace único y especial. Hoy tus novias lloran al ver tu magnífico trabajo, y además de ser su fotógrafo te conviertes en su amigo, en su cómplice del mejor día de su vida.
Hoy no eres doctor ni ingeniero, ni estás atrapado en una oficina trabajando con comerciales por largas horas, hoy estás cumpliendo tu sueño, un sueño que compartiste conmigo alguna vez y que ahora trabajamos juntos.
Sigue soñando así, porque eres de los pocos que hacen realidad lo que desean.