RSS Feed

13 de noviembre de 2008

de aciertos...

Y la señorita acertó.


Lo que parecía ser una mala semana resultó una semana pésima. Harta de los malos tratos, la bomba estalló en el trabajo, así que ya no estaré por aquí tan seguido como antes.

Pero bueno, las cosas suceden por algo... hay círculos que se cierran, relaciones que deben terminar porque resultan enfermizas, oportunidades que esperan detrás de la puerta que se cierra. Así es la vida, y ésta no es una despedida: es un encuentro de nuevas posibilidades y una vida más feliz.

Un abrazo para todos!!

ps.- Y si saben de una buena oferta, dejen su propuesta :D jajaja

10 de noviembre de 2008

para reirse un rato...

Esta semana pinta mal laboralmente hablando, ya se veía venir desde el viernes... en fin, ojalá sea para bien.

Y para hacer más ameno el rato, les dejo algo de Trino que me encontré, es muy bueno, me hizo reir y eso se agradece en estos momentos...

Que la semana les pinte mejor que a mí!!!

6 de noviembre de 2008

a casi 28 años...

Primavera de 1980. Hace calor. Ella entró en el hospital deseando buenas noticias, esperando escuchar lo mismo que las ocho ocasiones anteriores cuando había cruzado la puerta para el mismo fin.

Esperó menos ansiosa que las otras veces; sabía lo que diría el médico, es más, hasta podía adivinar las recomendaciones que le daría al terminar la consulta.

Llegó su turno. Cruzó la puerta. Su rostro cambió con el paso de los minutos, todo parecía igual que antes, pero había algo que no encajaba, algo no estaba bien.

“Siento mucho decirle esto, señora”, dijo el médico cuando terminó de revisarla. “Según lo que observé, el producto no tiene signos vitales, el feto está muerto y tenemos qué hacerle un legrado cuanto antes”.

Ella no supo qué decir. No esperaba escuchar ese diagnóstico. “Pero tengo tres meses de embarazo… y ha crecido… no puede estar muerto”, replicó. “Mire, señora. Sólo hay dos opciones: que usted regrese en un par de días, le hagamos el legrado y su vida continúe como hasta ahora, sin complicaciones. Y la segunda es que usted se empeñe en mantener al producto como si estuviera vivo, y usted muera también. O se salva usted o ninguno de los dos. Estamos muy a tiempo, señora”. ¿A tiempo de qué? Se preguntó ella en silencio. ¿A tiempo de negarse a una idea de un bebé nuevo? ¿A tiempo de tirar una probable vida a la basura?... No había respuestas.

Cuando salió del lugar llevaba en sus manos un papel que le indicaba día y hora exacta de la cita. El momento justo en el que se despediría de lo que estaba dentro de ella, ese “producto” sin signos vitales.

Llegó a casa, y mostró el rostro amable al resto de sus hijos, ellos no tenían la culpa de lo que estaba pasando en su cabeza. Esperó hasta la media tarde que llegó su marido para desahogarse. “Has lo que creas mejor, estamos juntos en esto”, fue lo que recibió como respuesta. No necesitaba más, sólo quería alguien en quién confiar y compartiera las consecuencias de sus acciones. El papel con la cita médica perdió vigencia. Los meses pasaron y el vientre siguió creciendo, tal como sucede en los cuentos con final feliz.*

 

Faltan 54 días para festejar mi cumpleaños número 28. Nací 6 meses después de esa historia. Aún no sé porqué no tenía signos vitales, y tampoco entiendo cómo es que alguien puede dar un diagnóstico tan aventurado estando una vida en riesgo. Lo único de lo que estoy segura es que el amor de mis padres lo rebasa todo, y de no ser por ellos, literalmente, no estaría aquí escribiendo lo que pasa por mi vida.

Gracias por tirar ese papel a la basura, gracias por esperarme, gracias por confiar en mí.


*Basado en mi historia real.

4 de noviembre de 2008

muestras...

“Debemos descartar todo”, dijo el doctor mientras escribía la orden de los análisis de laboratorio. Chido, pensé. Siempre es bueno saber qué anda circulando por nuestro cuerpo así como así. “¿Y qué cree que sea doctor?”, le pregunté para tener alguna pista. “Es la migraña, posiblemente… tal vez anemia o parásitos”, respondió. Parásitos. La sola palabra me causó disgusto. Pero es una posibilidad, siempre hay bichos que entran y ni siquiera dicen ‘con su permiso, seño’. Vi que indicó el examen coproparasitoscópico. “De éste son tres muestras, ¿verdad?, ¿puedo guardarlas en el refri y después llevarlas…?”, “no”, me interrumpió, “debe llevar una muestra, luego otra y así hasta completar las tres”. Le sonreí asintiendo. Me sentí como una estúpida, ¿a quién se le ocurre pensar que puede guardar muestras de excremento en el refrigerador? ¿dónde tenía mi cabeza? Me imaginé abriendo el refri para buscar algo que comer y topándome de pronto con un botecito con la muestra ¡qué asco!. Indudablemente mi idea no era buena.

Tan pronto como llegué a casa me preparé la cena, me tomé un yogurt activia y dos tabletas de un laxante que guardo para emergencias. Por la mañana ayunaría, tomaría la muestra de mi primera evacuación y listo, todo estaría perfecto para ir al laboratorio.

Son las 11 de la mañana del día siguiente. Hace tres horas que salí del laboratorio con un pequeño parche en mi antebrazo. Los análisis de sangre estarán listos mañana al medio día, y aún sigo esperando ir al baño para tomar la primer muestra de mi evacuación. “Puede traerme tres muestras en tres recipientes estériles, pero de evacuaciones diferentes”, me dijo la encargada. Me sentí aliviada porque pensé que era cuestión de minutos para empezar la recolección, pero jamás recordé que antes de los dolores de cabeza tengo un problema mayor y más recurrente: estreñimiento.